El concepto de Educación Ambiental es definido de la siguiente manera en la propuesta de la UNESCO (1970): "La educación ambiental es el proceso que consiste en reconocer valores y aclarar conceptos con objeto de fomentar destrezas y actitudes necesarias para comprender y apreciar las interrelaciones entre el hombre, su cultura y su medio físico. La educación ambiental incluye la práctica en la toma de decisiones y la propia elaboración de códigos de comportamiento relacionados con la calidad del entorno inmediato al ciudadano".

La Educación Ambiental no debe estar en la escuela como una nueva área curricular, sino como una filosofía que dinamice la vida escolar. Todo el currículo debe estar impregnado de respeto por el medio ambiente. Asimismo, la EA ha de transmitir una serie de valores, actitudes, procedimientos y conocimientos que permitan al alumnado conocer el medio ambiente, utilizarlo correctamente, valorar la necesidad de su conservación y mejora, y sentirlo como un inestimable bien colectivo.

lunes, 16 de abril de 2012

LA SITUACIÓN DEL MEDIO AMBIENTE EN CANARIAS

Las Islas Canarias, destino de millones de viajeros de todo el Mundo que vienen a disfrutar de su incomparable Naturaleza, se han convertido en una realidad turística que no puede ni debe desarrollarse volviendo la espalda a las preocupaciones medio-ambientales más generalizadas del momento ni a las exigencias que el concepto de modernidad demanda de todo territorio.
Esta Comunidad Autónoma, tan inquieta siempre por la defensa de su turismo, observa con cierto rubor y también con preocupación, los males cometidos en su territorio. Los canarios son conscientes de que en la reciente historia de su crecimiento y desarrollo turístico, no todo se ha hecho bien. Pero también es evidente que últimamente han ido cambiando las actitudes y la mentalidad de muchos de los responsables políticos para afrontar estos nuevos retos con talante progresista.

PRINCIPALES PROBLEMAS AMBIENTALES

Las Islas Canarias, con sus algo más de 7.492 km², tiene una población total de unos dos millones de habitantes. A ello hay que sumarle población flotante no registrada como los doce millones de turistas que visitan cada año el Archipiélago. Todo esto supone una carga muy difícil de afrontar para un territorio tan limitado, por ello se hace necesario una planificación y una gestión adecuada de los recursos.
Además, en pleno siglo XXI estamos ante una situación de ‘cambio climático’ que afecta a todo el planeta, y de la cual Canarias no es ajena. Los últimos informes de los expertos apuntan a una subida del nivel de las aguas debido al calentamiento de la Tierra. Este hecho trae a Canarias consecuencias desastrosas, ya que llevaría aparejado la desaparición de muchas playas, las cuales son reclamo del turismo, auténtico ‘monocultivo’ a día de hoy de la economía isleña. Además, el proceso de cambio climático global también producirá cambios en el régimen de las precipitaciones y mayores sequías, por lo que la aridez de las Islas se puede ver acentuada.
Concretamente en la actualidad, Canarias presenta una serie de problemas ambientales que necesitan una planificación y gestión adecuada, y en muchas casos, una alternativa a ciertos modelos de desarrollo que están afectando al medio ambiente de las Islas:
  • Contaminación atmosférica
  • La degradación del suelo y los acuíferos
  • La edificación agresiva y el proceso de ‘rururbanización’
  • La gestión de los residuos y los vertidos incontrolados
  • La ‘superpoblación’

Contaminación atmosférica
Canarias sufre uno de los mayores índices de contaminación atmosférica del Estado. En la última década ha aumentado en un 83% sus emisiones de efecto invernadero. Se emiten a la atmósfera 12.000.0000 toneladas de CO2 (76% por la producción de electricidad y 23,3% por la circulación de automóviles).
El Archipiélago depende en un 97% del petróleo, por lo que se hace necesaria la búsqueda de otras alternativas a las energías contaminantes. En los últimos años los paisajes isleños han empezado a llenarse de molinos de vientos, y en los tejados de muchas casas se pueden ver paneles solares, pero estas energías renovables sólo representan un escaso 3% del total de la energía que se consume.

La degradación del suelo y los acuíferos
El suelo es un recurso natural no renovable a corto-medio plazo. La pérdida de suelo, especialmente el agrícola, puede estar provocada tanto por agentes físicos externos, como el agua, las variaciones de temperaturas, el viento, o sobre todo por la actividad humana.
En Canarias, básicamente, es la mano del hombre la que está detrás de este proceso. El abandono de las actividades agrarias y forestales, los incendios, la extracción de áridos, y especialmente las obras de grandes infraestructuras (carreteras, pistas aeroportuarias…) y la ocupación del espacio rural por nuevos proyectos de urbanizaciones, campos de golf, polígonos industriales…, son acciones que llevan a la inutilización futura de los suelos, y a que el 44% de éstos sufran desertificación.
Por su parte, la contaminación y la sobreexplotación de los acuíferos es otro de los graves problemas a los que se enfrenta el Archipiélago. En los últimos años, y debido al crecimiento poblacional y la disminución del nivel de los acuíferos, se ha hecho necesario buscar métodos no naturales que garanticen el recurso del agua (plantas desaladoras y potabilizadoras, depuradoras de aguas residuales…).
La pérdida de suelo cultivable así como la captación sostenible de agua son graves inconvenientes para las Islas, debido a la dependencia del exterior para el suministro alimentario y el petróleo para obtener el agua (desaladoras…).

La edificación agresiva y el proceso de ‘rururbanización’.
En Canarias se viene produciendo una destrucción progresiva del suelo rústico, especialmente de antiguas zonas de plataneras, debido a la construcción desmesurada, y en muchas ocasiones sin planificación, de hoteles, apartamentos, villas…A esto hay que añadir el rápido crecimiento de las zonas suburbanas, con una construcción masiva y desproporcionada, manteniendo escasos espacios verdes. Tradicionalmente en las Islas se ha llevado a cabo un proceso de autoconstrucción de viviendas, un modelo anárquico y poco cuidadoso con el paisaje en el que se integran.
En los últimos años se está produciendo un fenómeno curioso y dañino para la agricultura y ganadería isleña. La idea que se tiene del campo ha comenzado a cambiar. Se trata de una concepción turístico-residencial de lo que hasta hace poco era un espacio de producción de alimentos, y por lo tanto un espacio que contribuía a la economía del Archipiélago. Es lo que se conoce como ‘rururbanización’, es decir, la urbanización del medio rural. Se trata de un proceso que se puede ver materializado en municipios cercanos a las a capitales insulares. La gente huye de la masificación y el ruido de las ciudades en busca de la tranquilidad y la calidad de vida del campo, pero curiosamente sin renunciar a seguir manteniendo su estilo de ‘vida urbana’.

La gestión de los residuos y los vertidos incontrolados
En muchas ocasiones los bordes de carreteras o solares abandonados sirven como auténticos vertederos incontrolados donde se acumulan todo tipo de basuras. (DM)
Las Islas producen millones de toneladas de basura al año. La mayor parte de esos residuos son generados en el ámbito urbano. Su proliferación se debe fundamentalmente al fortísimo crecimiento poblacional que está sufriendo el Archipiélago, a lo que habría que añadirle un aumento en el nivel de vida, que en el caso de los residuos se traduce en un crecimiento de los mismos.
El problema de qué hacer con la basura que se genera cobra especial preocupación en un territorio insular, por eso los conceptos de prevención, reciclado y valorización toman una importancia fundamental.
Con la reducción en la generación de residuos, la promoción de ‘puntos limpios’ para la recogida de éstos, y el tratamiento respetuoso con el medio ambiente de los que se producen, se evitaría además la proliferación de vertidos incontrolados y cementerios de residuos que salpican algunos paisajes de las Islas.

La ‘superpoblación’
La ‘superpoblación’ que actualmente sufre el Archipiélago genera una importante presión sobre el territorio y una demanda de recursos e infraestructuras muy difícil de afrontar para las Islas. (TB)
Las Islas Canarias poseen una población próxima a los dos millones de habitantes, a lo que hay que sumarle lo que se conoce como población flotante, turistas que se cuentan por millones, trabajadores temporales, estudiantes, inmigrantes sin papeles…En los últimos tiempos, coincidiendo con el desarrollo económico de las Islas, se da el fenómeno inverso al acaecido durante décadas pasadas, y la inmigración es mucho más relevante que la emigración (de extranjeros y, especialmente, de peninsulares).

A esto que hay que añadir además, el regreso de mucho de los emigrantes canarios o descendientes de éstos, dada la situación desfavorable que se vive en los países sudamericanos. El aumento de la población lleva aparejados importantes impactos ambientales, necesidad de nuevas viviendas, demanda de agua y energía, generación de residuos, en resumen, uso del territorio y sus recursos, lo cual en Canarias se presenta como un grave problema ambiental por lo reducido de sus dimensiones.

A la búsqueda de soluciones
Estación hidroeólica de El Hierro. Pie de foto: Estación hidroeólica que en 2010 autoabastecerá a El Hierro utilizando las energías del agua y el viento. Autor: CH
En Gran Canaria se ha ido gestando en los últimos años un alto grado de sensibilización ciudadana con el medio ambiente y la prodigiosa naturaleza que posee. Es especialmente modélica en la Isla la cultura del ahorro de un bien tan escaso en nuestro entorno como es el agua.
Existe en la Isla una amplia base de experiencia acumulada en la potabilización de agua salada, donde se han aplicado fórmulas alternativas para la generación de la energía necesaria en el proceso de desalinización, como son las pequeñas plantas desaladoras alimentadas con energía eléctrica eólica. Gran Canaria constituye una de las zonas geográficas con más tipos de tecnologías y acciones relacionadas con la desalinización de aguas del globo.
De por sí, Gran Canaria tiene un elevado potencial natural para la generación de electricidad procedente de fuentes renovables, como son la eólica y la solar, y de ahí una amplia base de conocimiento y experiencia acumulada sobre la implantación y mantenimiento de instalaciones para explotar fuentes renovables de energía.
Por otro lado, la cultura de reciclado y posterior reutilización de los residuos urbanos ha encontrado en Gran Canaria una gran respuesta, no sólo por parte de los ciudadanos, sino también por parte de las administraciones públicas, a través de políticas de gestión ecológica, como son los "puntos limpios": centros de recogida de residuos previamente seleccionados por los ciudadanos, para su aprovechamiento o eliminación.

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